lunes, 28 de febrero de 2011

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POEMARIO VICENTE ALEIXANDRE




Hijo de una familia de la burguesía española, su padre fue ingeniero de ferrocarriles. Nace en Sevilla en 1898 pero pasa su infancia en Málaga, donde comparte estudios con el futuro escritor Emilio Prados.
Se traslada a
Madrid donde cursa estudios de Derecho y Comercio. En 1919 se licencia en Derecho y obtiene el título de intendente mercantil. Ejerce de profesor de Derecho Mercantil desde 1920 hasta 1922 en la Escuela de Comercio.
En
1917 conoce a Dámaso Alonso en Las Navas del Marqués, lugar donde veraneaba, y este contacto supone el descubrimiento de Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. Inicia de este modo una profunda pasión por la poesía.




Su salud empieza a quebrantarse en 1922. En

1925 se le declara una nefritis tuberculosa, que termina con la extirpación de un riñón, operación realizada en 1932. Publica sus primeros poemas en la Revista de Occidente en 1926. Establece contacto con Cernuda, Altolaguirre, Alberti y García Lorca. A lo largo de su vida ocultó su homosexualidad. En los años treinta el poeta conoce a Andrés Acero y ambos inician una intensa relación amorosa que será interrumpida por el exilio a México de Andrés tras la Guerra Civil. En palabras de Molina Foix, "Aleixandre era muy pudoroso de su condición homosexual por el daño que pudiera hacer a su familia, sobre todo a su hermana, pero a mí me dijo que cuando muriese no le importaba que se supiera la verdad; consideraba que no era ningún desdoro". Después de la Guerra Civil no se exilia, a pesar de sus ideas izquierdistas, permanece en España y se convierte en uno de los maestros de los jóvenes poetas. Murió en 1984.




ADOLESCENCIA





Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
-El pie breve,
la luz vencida alegre-
Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.





Su primer verso, vinieras y te fueras dulcemente no puede leerse sin una sensación de rendimiento, como sucede con el inicio de otros grandes poemas, los carismáticos, los que quedan para siempre en las antologías. Son esos primeros versos que se imprimen en la memoria del lector para siempre.
¿Nos está el poeta hablando de un suceso real, o de algo imaginado? La duda persiste, y quizá hasta crece cuando dice: ... verte,/y ya otra vez no verte./Pasar por un puente a otro puente. En estos últimos versos, nótese, la indefinición se logra usando el verbo en infinitivo, y en los dos que cierran la primera estrofa, sin ninguna forma verbal: -El pie breve,/la luz vencida alegre-. Hasta ahí revela Alexandre una asombrosa, rara maestría elocutiva, a la que aún le queda una impredecible vuelta de tuerca usando el condicional en el primer verso de la segunda estrofa: Muchacho que sería yo mirando/...
El recurso de la repetición es clásico en la vertebración del poema. ¿La usa aquí Aleixandre? Literalmente no, pero sintácticamente sí. Las hipótesis expresadas en subjuntivo, infinitivo y condicional dan, a mi modo de ver, ilación a Adolescencia.
A destacar también las notas de ingravidez y fugacidad, particularmente perceptibles en los dos últimos versos: y en el espejo tu pasaje/fluir, desvanecerse.
Más. Referente a los versos segundo y tercero: ¿Por qué de otro camino/a otro camino.../ ¿Por qué no de un camino/a otro camino...? Intrigante.
José Siles Artés

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